lunes, 28 de septiembre de 2009

Retrato de un astrónomo

Por Vicente Hernández Hernández

Aunque la observación del cielo nocturno se puede remontar miles de años atrás, los objetivos pasados y presentes sin duda han cambiado. Antiguamente era vital conocer el cielo, las constelaciones, la posición del Sol, etc. Sin embargo, el pobre entendimiento de cómo funciona el Universo llevó a casi todas las culturas antiguas a mezclar las observaciones con la religión, leyendas y fantasía; la astronomía como tal era casi indistinguible de la astrología.

Hoy en día la situación es diferente: la astronomía es una ciencia y como tal se ha dejado para un grupo de personas que, desde el lente público, por lo general están en el lugar más recóndito del planeta o en su oficina frente a una computadora.

A diferencia del aparente distanciamiento de los astrónomos con la mayor parte de los ciudadanos, la astronomía moderna depende del financiamiento, nuestros sueldos literalmente dependen de los impuestos, las universidades pagan a investigadores basándose en el número de cursos impartidos y artículos publicados, los grandes instrumentos son auspiciados por organizaciones no gubernamentales, etc. De manera que como dice Michael West, actual astrónomo del Observatorio Europeo del Sur (ESO-Chile) y divulgador en un artículo reciente, "la visión que la sociedad tiene de nosotros es y debe ser importante".

En su artículo, West hace una revisión de la visión pública de los astrónomos e incluye tres aspectos que hasta el día de hoy son la sombra de cualquier científico: sus logros, sus errores y sus fracasos.

Por siglos los estudiosos del cielo han sido respetados, en algunos casos revenrenciados. Las antiguas civilizaciones justamente honraron la memoria de los sabios que dieron luz sobre las cuestiones celestes. Incluso hoy día, mencionar que se es astrónomo o que nuestro trabajo científico tiene toques astronómicos puede ayudar, sobre todo en cuanto a la confianza o credibilidad de temas científicos. Personajes como Galileo, Newton, Hubble, Einstein, Sagan, Hawking, de una u otra manera están ligados a la astronomía y en tiempos modernos los tres últimos, sin duda, son iconos populares muy favorables.

Sin embargo, muchas veces la imagen pública de los astrónomos ha sido orientada hacia la fantasía, la ensoñación y, en algunos casos, hasta la locura. ¿Cómo están seguros de esto o aquello si nunca han ido? "Quieren conocer el espacio cuando no conocen la propia Tierra"; pero, ¿cual es en realidad tu trabajo? Este tipo de cuestionamientos y afirmaciones todo astrónomo las hemos escuchado alguna vez y la mala información ha dado pie a que nuesta imagen esté más relacionada con cosas poco importantes o incluso negativas.

West menciona dos ejemplos. Durante el paso del cometa Halley cerca de la Tierra en 1910, diarios sensacionalistas reportaron de "los posibles daños que el cianuro en la cola del cometa podría traer a los habitantes del planeta". La desinformación llegó a tal grado que la gente comenzó a culpar a los astrónomos de lo que pudiera pasar -como si ellos fueran los responsables de la órbita cometaria-. El New York Times del 24 de abril de ese año tenia en sus titulares "Se sospecha de los astrónomos". E.C. Pickering, en aquel momento director del Observatorio de Harvard dijo "las cartas que recibimos nos hicieron sentir temor cuando comenzamos a ser denunciados como ciudadanos indeseables". Más recientemente, la imagen de los astrónomos fue blanco de serias críticas cuando en 2006, después de una reunión plenaria de la Unión Astronómica Internacional, Plutón fue removido del estatus de planeta. Desde la gente encariñada con el personaje de Disney, hasta los astrólogos, pasando por la "gente de a pie", las protestas no se hicieron esperar; muchos pensaron: —como dice la mamá de un amigo— ¡ya no saben qué inventar!

Por otro lado, un reporte del 2002 hecho en Estados Unidos por el Buró Nacional de Ciencias concluyó que "los científicos en general son retratados como gente con problemas de imagen. Aunque su trabajo e inteligencia son altamente respetados, la industria del entretenimiento los ve como gente no atractiva, repulsiva, indiferentes ante el sexo opuesto, incapaces de socializar o extranjeros con trabajos aburridos y carreras poco atractivas".

A pesar de todo esto, la imagen pública de los científicos, en especial los astrónomos, ha ido cambiando: los institutos dan charlas informales a la gente común de lo último de sus investigaciones, los astrónomos utilizan Facebook, Twitter y Google para compartir sus conocimientos y noticias, los blogs de divulgación astronómica se han multiplicado en el último año motivados por el "Año internacional de la Astronomía", etc.

Sin duda, la imagen pública de los astrónomos poco a poco va mejorando; probablemente nunca lleguemos a ser "moneditas de oro", sin embargo, en la medida de lo posible, nuestro trabajo de divulgación y acercamiento con la sociedad irá aumentando. Sin duda, nosotros los astrónomos queremos estar más cerca de nuestros mayores mecenas: el público en general.


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1 comentario:

  1. Muy interesante artículo. ¿Cuál es el mejor telescopio?

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